domingo, 11 de diciembre de 2011

¡Hay que vencer la timidez!

¡Hay que vencer la timidez!¡Basta ya de ser tan tímidas!
Somos mujeres, somos valiosas y no tenemos porqué avergonzarnos de quienes somos. Hemos cometido errores, como todas las personas las cometen… pero seguimos adelante y perseveramos, podemos estar orgullosas de ello.
No privemos al mundo de conocer lo valiosas que somos… tampoco seamos soberbias, pero no hay razón para la timidez.
Son muy complejas las relaciones entre los seres humanos: hay muchos factores que influyen en nuestras reacciones y siempre debemos cuidar nuestras formas de actuar para no “caer mal” en un determinado lugar. Razón por la cual, es muy importante que cuidemos de nuestra autoimagen y sepamos reconocer que nosotras somos lo suficientemente interesantes para los demás como para entablar una buena relación con ellos.
Pero de forma muy común, nos encontramos con que  no explotamos nuestras habilidades interpersonales: la inseguridad gana la batalla y termina por caer en las garras de la timidez.
¿Timidez?
Replanteemos algo: las tímidas no son únicamente aquellas personas que no hablan ni por error.
La timidez tiene muchas formas de presentarse: desde las temerarias que se hacen las gruñonas para mantener a raya las presiones, pasando por las simpáticas que evitan hablar de ellas mismas, hasta las retraídas que huyen del contacto con extraños por miedo a su opinión.
Como bien lo puedes notar, existen diversos niveles de timidez, todos tan variados como los seres que poseen dicho “trastorno social”. ¿Y por qué la timidez es un trastorno social? Sencillo, nadie es tímida consigo misma ni con su contexto más cercano. La timidez aparece al enfrentarse a las relaciones sociales. Cuando somos tímidas nos sentimos muy inseguras, el complejo de inferioridad empieza a aflorar y tenemos mucho miedo a no ser aceptadas, tanto así, que en lugar de preocuparnos por “dejar una buena impresión”, nos gastamos nuestro tiempo intentando “minimizar el golpe”, es decir, buscando que los demás no se queden con una malísima impresión de nosotras.
Somos muy crueles con nosotras mismas… Nos rebajamos, nos menospreciamos, perdemos nuestra autoestima, dejamos abandonado nuestro corazón… Es como si nos subiéramos a un ring de boxeo y puño a puño intentáramos derribar nuestra personalidad, nuestros sentimientos, nuestra vida.
Como quien dice: “Si alguien me lastima, ya no me dolerá tanto, porque yo ya me he encargado de ser lo suficientemente dura conmigo misma para que las otras no me dañen”.
¡Pensamos en la derrota sin buscar el triunfo!
Es más, la asumimos sin ni siquiera esperar a que sucedan los acontecimientos determinantes en ello. Creamos un concepto tan bajo de nosotras mismas, que nadie puede salirle adelante a tremenda pequeñez y todo gracias a una presión social que aún no recae sobre nosotras.
No seas tímida, estamos en confianza: en este planeta nadie es perfecta, todas tenemos defectos y virtudes  que construyen este paraíso terrenal, ¿por qué te privas de compartir tu alma con quienes llegan a tu vida?
Todos somos seres humanos y nos equivocamos. Pero tú te equivocas más que el resto cuando crees que no vales la pena. Porque lo cierto es que la vales ¡y mucho! No te sigas viniendo abajo por ti misma, eso no es digno de ti. Tú tienes una inmensa valía, ¡reconócelo! Y poco a poco podrás salir de la mazmorra a la que te has condenado.
© Autor: Lluvia.
¡No seas tímida!

3 comentarios:

  1. Saludos, puede la timidez de una mujer privar aún hombre de no querer enamorar la?

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. La timidez es manejada dependiendo el tipo de persona y los gustos de la misma. Hay hombres que no sienten atracción hacia una mujer timida, hay otros que lo encuentran algo excitante.

    Hablamos de dejar la timidez de reconocer el potencial que tenemos como mujer, de no temer a equivocarnos. No lo confundamos con ser reservadas o con el pudor; ese tipo de timidez de sentir pena o vergüenza de ser con los demás.

    ResponderEliminar